Mudar la piel trata con la fragilidad de lo visible, su impermanencia, su ambigüedad, como metáfora de la pérdida de certezas ante la mutabilidad y vulnerabilidad de todas las formas.
Mudar la piel es traza de aquello que ha dejado huella profunda en nosotros; es señal para la recuperación de sensaciones grabadas en nuestro cuerpo-memoria.
Es este un proyecto de largo recorrido, cuyas imágenes sugieren la presencia de lo originario, lo primigenio, lo cíclico, el principio vital y su poder transformador, lo materno, lo incorpóreo, lo grave, lo débil, lo matérico, lo etéreo, lo abismal, la muerte... articulando, así, trayectorias que sugieren un movimiento continuo de fuerzas contrarias, complementarias.
Mudar la piel es vivencia de la fotografía como proceso; un proceso de escucha, de desintoxicación de la mirada, de desprenderse de lo que no nos es propio, de lo perdido, para, desde ahí, resignificar lo visual, construir mundo.
Mudar la piel es sacudir toda certeza visual; es constatar la ambigüedad de la imagen fotográfica, y la relación frágil, precaria, que mantiene con lo real; es concebir la imagen como presencia.
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'Shedding the skin' deals with the fragility of the visible, its impermanence, its ambiguity, as a metaphor for the loss of certainties in the face of the mutability and vulnerability of all forms.
'Shedding the skin' is a trace of that which has left a deep mark on us; it is a sign for the recovery of sensations engraved in our body-memory.
This is a long-term project, whose images suggest the presence of the original, the primordial, the cyclical, the vital principle and its transforming power, the maternal, the incorporeal, the grave, the weak, the material, the ethereal, the abysmal, death... articulating, in this way, trajectories that suggest a continuous movement of contrary, complementary forces.
'Shedding the skin' is the experience of photography as a process; a process of listening, of detoxifying the gaze, of detaching ourselves from what is not our own, from what is lost, in order to, from there, resignify the visual.
'Shedding the skin' is to shake off all visual certainty; it is to confirm the ambiguity of the photographic image, and the fragile, precarious relationship it maintains with the real; it is to conceive the image as presence